Efectos del coronavirus en los cristianos y el cristianismo.

ATENCION A LOS SECTORES MAS VULNERABLES DE LA SOCIEDAD.

El término vulnerabilidad encierra una gran complejidad. La vulnerabilidad tiene que ver, pues, con la posibilidad de sufrir, con la enfermedad, con el dolor, y con la limitación. Hace referencia a la posibilidad del daño, a la finitud y a la condición mortal del ser humano.

Ser vulnerable implica fragilidad, una situación de amenaza o posibilidad de sufrir daño. Por tanto, implica ser susceptible de recibir o padecer algo malo o doloroso, como una enfermedad, y también tener la posibilidad de ser herido física o emocionalmente.

Se espera que el coronavirus aumente el número de personas desfavorecidas, y dificulte las condiciones de los que ya se encuentran en esta situación. La crisis ha tenido un impacto mayor en los más vulnerables. También tenemos que reconocer que mucha gente ha visto como su vida a cambiado vertiginosamente. Sus entradas económicas y maneras de vivir han sido puestas a pruebas.

La vulnerabilidad se ha ido asociando no sólo con las condiciones del individuo sino, cada vez más, con las condiciones del medio (ambientales, sociales y antropológicas) en que su vida se desarrolla, dando lugar a la necesidad de incorporar los aspectos socioculturales en la comprensión de este concepto. De ahí que se hable, frecuentemente, de poblaciones vulnerables, para referirse a aquellos grupos de personas que, a consecuencia de las condiciones del medio en que viven, están en una situación de mayor susceptibilidad al daño. Hoy más que nunca, la iglesia necesita de unión y empatía para salir adelante en la crisis. Verdaderamente hay mucha gente necesitando, alimentos, medicinas, alojamientos, pero también muchos necesitan ser guiados para encontrar la mejor manera de reinventarse y aclimatarse a los nuevos tiempos, que al parecer han llegado para quedarse.

Se entiende por vulnerabilidad antropológica, como una condición de fragilidad propia e intrínseca al ser humano, por su ser biológico y psíquico. Por vulnerabilidad socio-política, la que se deriva de la pertenencia a un grupo, género, localidad, medio, condición socio-económica, cultura o ambiente que convierte en vulnerables a los individuos. Y por vulnerabilidad del medio a las condiciones de especial fragilidad en que ciertos ambientes o situaciones socio-económicas colocan a las personas que los sufren. Así, el análisis de las condiciones de las víctimas de los desastres naturales, las situaciones de marginalidad y delincuencia, la discriminación religiosa, racial o de género, la exclusión social, los problemas de salud mental, etc. llevan a la afirmación de que existen espacios de vulnerabilidad.

La biblia nos llama la atención cuál debe ser la actitud hacia los mas vulnerables. Dt. 15: 7-8. Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite.

La iglesia debe mirar más allá de la preocupación por sí misma y despertar a la oportunidad que se nos presentan. Ya la iglesia del primer siglo tuvo como prioridad mirar al vulnerable con generosidad … y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Hch.2: 45b. Hoy hablamos del empoderamiento de la iglesia local en sus comunidades. Y esto incluye no solo “darle pescado” a la gente sino también “enseñarles a pescar.”

Cito este informe de la CEPAL: Para ello es importante reflexionar cómo ir más allá de las estrategias de contención desarrolladas por los Estados para reducir la pobreza. Las políticas de protección social apuntan a diferentes grupos vulnerables (adultos, jóvenes, grupos indígenas, mujeres, inmigrantes, personas con discapacidades, entre otros) y a subgrupos de los mismos, en un escenario amplio donde las políticas suelen tener un enfoque asistencialista, pero no de desarrollo humano, no de activación socioemocional para que las personas asuman la responsabilidad de la satisfacción de sus propias necesidades.

Básicamente lo que debemos asumir en estos tiempos son los principios del Maestro, en cuanto a ayudar a los vulnerables. Debemos observar que El alimentó con pan, pero no inauguró ninguna panadería, dio pescado, pero no tuvo ningún negocio para distribuir pescado. Así que manos a la obra, la iglesia debe ayudar a su comunidad a salir adelante y, sus miembros deben ser referentes en cómo aplicar las dinámicas del reino para no solo sobrevivir sino prosperar.

Conozcamos las necesidades de la comunidad.

La comunidad de fe debe mirar por las necesidades de sus miembros mas vulnerables. Esto incluye a sus líderes, y sus líderes mirar por los miembros. Esto servirá de referencia para, posteriormente voltearnos hacia afuera y detectar quienes son los más vulnerables donde usted. vive. Tener oraciones intencionadas, pidiendo dirección del Espíritu Santo, y sabiduría es esencial para lograr éxito en este difícil y noble empeño. También las leyes del AT tenían en cuenta a los más vulnerables. Y de alguna manera legislaron según el conocimiento que tenían de las necesidades y necesitados de sus comunidades. Dt. 23: 24 – 25. Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto. Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo. Los grupos vulnerables pueden estar muy cerca, basta con poner un poco de atención, para conocer personas que la están pasando mal a causa de las carencias económicas. En nuestras congregaciones existen profesionales, que tienen las habilidades para diagnosticar certeramente estos grupos o subgrupos vulnerables.

No obstante, es importante que nuestras acciones sean inteligentes, pues en la noble labor de ayudar de forma personal, existen algunas complejidades que nos pueden hacer perder de vista la necesidad esencial. Así que no se deje llevar por las emociones del momento, sea paciente y profundo en su investigación, eso le garantizará una mayor efectividad.

Aprendamos el valor de ayudar.

Las contribuciones económicas pueden parecer simples, pero su impacto es muy profundo, cuando se utilizan de forma eficiente para apoyar acciones o propuestas sociales. Toda contribución es valiosa, y vale la pena preguntarnos, ¿Cómo estoy contribuyendo con mi comunidad? ¿Cómo puedo hacer una contribución inteligente y de alto impacto? Debemos recordar el Pr. 14: 21b. Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.

Como hemos dicho anteriormente no solo se trata de dar sino también de guiar. Cuando se consumen los productos de un nuevo emprendedor, y a su vez este invierte en los proyectos de ayuda, se desarrollan dinámicas del reino. Me encanta la idea de ayudar a los que quieren ayudar a otros. Hoy vemos en nuestra sociedad el auge de emprendedores privados, eso puede ser muy provechoso para el reino y su extensión. No tengamos temor en enseñar o aplicar las dinámicas del reino en cuanto a los bienes materiales y su uso. Ya Jesús les había alertado a sus discípulos que, cuando daban de comer al hambriento era a El quien le daban de comer. Es hora de despojarnos de los tabús y las justificaciones que nos han alejado de asistir al más vulnerable.

Hagamos proyectos a largo plazo.

Está comprobado, que una vida con propósitos y causas claras, es sinónimo de una vida feliz. Tenemos la oportunidad de ayudar, mientras nos ayudamos a nosotros mismos a desarrollarnos personal y profesionalmente. Los proyectos a largo plazo forjan nuestro liderazgo y carácter.

La mejor forma de involucrarnos en proyectos sociales a largo plazo, es encontrando aquellos que están relacionados con nuestras causas.

Hacer campañas de ayuda puede ser útil en medio de un desastre natural o para alguien en particular. Pero si nuestras iglesias quieren tener resultados duraderos y, lograr un alto impacto deben desarrollar estrategias que, las involucren con la generosidad todo el tiempo. Decididamente la mejor manera de lograrlo es asumiendo proyectos comunitarios a largo plazo, enfocados en sectores vulnerables. Las palabras de Pablo en 1 Co. 15: 58 nos animan: Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

La iglesia en general y sus miembros en particular trasmiten un poderoso mensaje cuando no solo dicen: Dios te ama, sino que dicen haciendo: yo también te amo.

Hagamos que nuestro esfuerzo cuente

La iglesia local, donde quiere que este ubicada, debe ser un referente en preocupación y atención a los vulnerables. Seamos valientes y empecemos grandes cosas para Dios y obtendremos grandes cosas para Dios. Si somo fieles en lo poco, El nos pondrá sobre más. Aquellas personas o grupos que son vulnerables hoy, mañana pueden ser instrumentos para ayudar a otros. Se me antoja pensar en la realidad cubana, y especialmente en los médicos. Ellos en su mayoría, los médicos, son un grupo vulnerable, pero mañana la realidad social de nuestro país puede cambiar y ellos ser agentes de bienestar y ayuda a otros.

Hoy depende de nosotros ser la pieza que impulse a los demás para generar un efecto de cambio y ayuda en las comunidades. No importa cuán grande o pequeña sea la acción que efectuemos, todo apoyo es apreciado y crea un impacto positivo tanto en la vida de quienes reciben la ayuda, como de quienes la brindan de buena voluntad y corazón.

Delante del Dios de la vida todos somos vulnerables, pero en sus misericordias somos equipados para convertirnos en solución para otros.

Les leo un fragmento de F. Quevedo. El reloj de arena.

«Bien sé que soy aliento fugitivo;

ya sé, ya temo, ya también espero

que he de ser polvo, como tú, si muero,

y que soy vidrio, como tú, si vivo.»

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