CÓMO SE CONSUELA LA FAMILIA. “UN CONSUELO FAMILIAR”

Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. (Mateo 11.28, NTV)

Escrito por: Pastor Lisvanis Morales Marcelo.

En 1871 una familia cristiana de Chicago, los Spafford, perdieron brutalmente a su hijo de 4 años.

Poco después un terrible incendio consumió todos sus bienes. Dos años más tarde la familia debía tomar un barco para ir a Europa. Al momento de partir, el padre, llamado a Chicago por motivos profesionales, dejó a su mujer y a sus hijas partir sin él. Pocos días después el barco, “Ville du Havre”, colisionó con otro navío y se hundió en pocos minutos. La señora Spafford, agarrada a una tabla, vio impotente cómo sus cuatro hijas se ahogaban. Rescatada por la tripulación de otro navío llegó al país de Gales, desde donde envió un telegrama a su marido: “Única salvada”. Este decidió ir a su encuentro; para ello tomó el primer barco que iba a Europa. Una noche, durante el viaje, el capitán llamó a su puerta y le dijo: “Ahora estamos en el lugar donde murieron sus hijas”. El padre miró un instante las turbias aguas, volvió a su cabina y escribió un poema cuya primera estrofa es esta: “De paz inundada mi senda ya esté O cúbrala un mar de aflicción, cualquiera que sea mi suerte, diré: ¡Estoy bien, tengo paz, gloria a Dios!”

Muchos de nosotros podemos vernos enfrentados a pruebas insuperables, pero Dios, quien es fiel y nos ama, es el único que puede darnos la fuerza para soportarlas y llenarnos de paz: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13, RV60a). Es inmensamente desafiante poder enfrentar tiempos en los que tendremos pérdidas.

· ¿HAY RESUESTAS A TUS PREGUNTAS?: ¿Respuestas?

Estas son las que más escasearán. No tendrás respuestas a muchas de tus preguntas y créeme, lo que más necesitarás en esos momentos tristes no son respuestas. Conocer el por qué o cómo sucedió no ayudará en nada, no quitará o resolverá tu dolor. Lo que más necesitarás en los momentos de pérdidas es a Dios, su presencia.

Quizás pienses: “Dios se olvidó de mí” o ¿Dónde estaba Dios cuando mi hijo murió?

Cuando atravesamos un gran dolor, una pérdida importante, somos tentados a pensar que Dios nos ha olvidado. ¿Dónde está Dios en todo esto? ¿Dónde estaba Dios cuando todo esto ocurrió? No tendremos las respuestas a esas preguntas. No las tendremos. Tal vez comienzas a pensar, quizás Dios me olvidó, pero no es así. La Biblia dice: «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?”Isaías 49:15-16, NVI La respuesta a esa pregunta es NO. Ninguna madre puede olvidar a su hijo recién nacido. No hay forma en que lo olvide. Dice, Aun cuando ella lo olvidara, Dice Dios, ¡Yo no te olvidaré! Grabada te llevo en las palmas de mis manos. ¿Quieres saber cuánto te ama Dios? Mira a Jesús muriendo por ti en la cruz. Con sus brazos abiertos, con clavos en sus manos “Te llevo grabado en las palmas de mis manos.” Así que sabemos que cuando algo ocurre en la vida, no tiene sentido, no tiene respuesta de este lado de la eternidad, no desde nuestra perspectiva. Pero, aun así, aun así, podemos tener paz porque sabemos que Dios nos ama y está con nosotros. “Te amo tanto así.”

Dios conoce cada una de las lágrimas que has derramado. Eso es lo mucho que le importas. Él no es un Padre distante. Él está presente y está allí. Él dijo: Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador. (Isaías 43.2, 3, NTV)

También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. El apóstol Pablo dijo que la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor. (Romanos 5.5, NTV)

Tú puedes encontrar en el amor de Dios y en su salvación, fuerzas para vivir en paz. Rinde tu corazón a Dios y deja ir tu dolor; deja que él te consuele con su Espíritu de amor. Dios quiere sacar de lo malo lo bueno, y utilizarlo para que uses tu experiencia para servir a otros y ayudarlos.

Oración: Señor, yo rindo mis preguntas a ti. No entiendo por qué me ha pasado esto. No tengo respuestas. Pero no te exigiré aquello que no quieres decirme en este lado de la eternidad. Rindo mi rebelión contra ti y te pido que me des tu presencia para atravesar por este valle de aflicción. Acompáñame, dame fuerzas y paz. En el nombre de Jesús. Amén.

Comparte en