EL SILENCIO QUE TE DESESPERA

“Respóndeme cuando clamo a ti, oh Dios, tú que me declaras inocente. Libérame de mis problemas; ten misericordia de mí y escucha mi oración.” (Salmos 4.1NTV)

Escrito por: Pastor Lisvanis Morales Marcelo.

El silencio tiende a ser irritable. Muchas veces cuando somos ejercitados en él, tenemos la tendencia a la fuga de emociones que muestran nuestra irritabilidad. Algunos se fuman un cigarro, otros caminan de aquí para allá; los casos más graves tienden a sufrir un cambio en el humor o en la personalidad. ¿Cuándo voy a salir de aquí? ¿Alguien podría contestarme? ¿Dónde está mi guía? ¡quiero hablar con él!… Son algunas de las preguntas que muestran lo irritados que estamos cuando el silencio premia, cuando quisieras moverte y nadie sabe por qué no lo hacen.

· TODO TIENE SU TIEMPO:  En una época donde el pueblo de Dios se vio amenazado de muerte, donde el silencio fue la incógnita del día, un hombre piadoso confió que alivio y liberación vendrían de Dios de algún lugar.

Mardoqueo creyó en la fidelidad de Dios en medio del silencio providencial de Ester. La reina Ester no quería interceder por el pueblo judío por temor a la pena capital. Ante dicha cobardía este dijo: “Porque si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación (Lev. 26:42; 2 Rey. 13:5) vendrán de otro lugar para los judíos …”  (Ester 4.11, LBLA)

Quiero hacer un stop en este momento y ponerte a meditar en algo: “Si Dios está guiando tu proceso de Emigración, Él hará escuchar su voz en el tiempo correcto, en el lugar correcto, para tu beneficio y crecimiento espiritual”. Dios no te va dejar, pero usará etapas en las que el silencio te llevará a dejarte llevar en sus brazos y confiar en su providencia. El salmista dijo: “Levanto la vista hacia las montañas, ¿viene de allí mi ayuda?¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra!” (Salmos 121.1, 2, NTV)

· EL TIEMPO DE DIOS ES PERFECTO: “En cuanto a mí, pobre y necesitado, que el Señor me tenga en sus pensamientos. Tú eres mi ayudador y mi salvador; oh Dios mío, no te demores.” (Salmos 40.17)

Nuestra noción del tiempo no es la de Dios. Él trasciende el mismo y usa la limitación del nuestro para cumplir su propósito en nosotros. Nuestro libertador llegará justo a tiempo. En ocasiones Dios no enviará la ayuda hasta que hayas aprendido a confiar en él y no en tus propias habilidades o bienes. La ayuda vendrá después que la fe la espere, no antes; y si viene antes es porque él plan de Dios así lo quiere.

Recuerdo una historia del Nuevo Testamento donde Jesús esperó en silencio 4 días para dar su ayuda. Fue en la resurrección de su amigo Lázaro. Una de las hermanas de Lázaro, Marta, le dijo ante la demora:  —Señor … si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11.21, NVI) Pero la respuesta del Señor fue “Tu hermano resucitará …” (Juan 11.23, NVI)

Dios no te ha dejado. El silencio que percibes es parte del proceso. “Si Dios te envió, ¡NO TEMAS! Él te responderá en su tiempo”.

Reflexiona en esto: ¿Ayudó Dios a muchos en la antigüedad? ¿Respondió cuando al parecer no había voces activas? ¿Crees que eres valioso como para ser escuchado por Dios? Sabiendo que el silencio de Dios es una oportunidad para crecer a la estatura de Cristo ¿cómo te esfuerzas para llegar a su plenitud como discípulo?

Oración: Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. (Salmos 139.1-3, RV60.) Ayúdame a no olvidar que tu silencio obra para mí bienestar espiritual. No me dejes en la lucha del silencio, sino en la aceptación de la prueba y en el reconocimiento de Cristo a mi favor en ella. En el nombre de Jesús. Amén.

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