PALABRAS PARA UNA NACIÓN

“Qué alegría para la nación cuyo Dios es el Señor, cuyo pueblo él eligió como herencia.” (Salmo 33.12, NTV)

Escrito por: Pastor Moises Pérez Pérez.

Cuba: como cubanos siempre tratamos de encontrar soluciones a las vicisitudes que enfrentamos y tratamos de desplazar la causa de por qué ocurren dichos problemas. Cuando chocamos con la emigración, nos especializamos en el método y no en el por qué. Quizás pudiéramos enumerar muchas causas, pero quisiera enfocarme en la causa principal, que ha traspasado el ámbito gubernamental e ideológico de los gobiernos en cada época. No todos tienen que coincidir con este punto, pero como pastor y guía espiritual, me resulta inseparable la ley de la “causa efecto” en este proceso.  El rechazo del Dios de La Biblia como la causa; y el resultante efecto, la debacle que vivimos como país.

¿Qué dice Dios en su Palabra sobre la obediencia y la desobediencia? De más está decir que la ley de Dios se cumple y que esta trae bendición para quienes la obedecen y a su vez acarrea consecuencias producto de las malas decisiones que tomamos. Léase detenidamente cada palabra de Deuteronomio 28 y saque usted sus propias conclusiones, aunque me enfocaré solamente en la emigración, que es el tema que nos ataña. ¿Existirá un paralelismo entre la situación que vivió el pueblo de Israel y Cuba? Observemos este análisis.

· No puedo entender por qué nuestros hijos tienen que ser “… alimento a las aves de los cielos y a las bestias de la tierra, y no habrá quien las espante.” (Deuteronomio 28.26, NVI) mientras emigraban.

· No puedo entender por qué nuestros hijos luego que estudian y se preparan para conquistar el mundo, “… no podrás retenerlos, porque serán llevados al cautiverio.” (Deuteronomio 28.41, NVI) sí, viviendo esclavos de la distancia.

· No puedo entender por qué nuestros hijos no pueden regresar a su patria, fueron “… entregados a otra nación; te cansarás de buscarlos, y no los podrás encontrar.” (Deuteronomio 28.32, NVI) rompimos el puente para que pudieran regresar.

· No puedo entender por qué “»Los extranjeros que vivan contigo alcanzarán cada vez más poder sobre ti, mientras que tú te irás hundiendo más y más.” (Deuteronomio 28.43, NVI) siendo nosotros los dueños de esta nación.

Simplemente porque hemos negado, reusado y despreciado a Dios. Aquellas palabras dichas por el descubridor “esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto” han provocado (como nación) nuestra misma caída como lucifer, “…tu belleza no tenían comparación.” (Ezequiel 28.12, TLA). Incluso, le hemos hecho morada en nuestra nación y simbólicamente le hemos colocado en el mismo seno del gobierno, al ponerlo en uno de los jardines interiores del Capitolio Nacional. Cuba: ¡Nuestra rebeldía, evoca al “Ángel Rebelde”! El sufrimiento de la emigración está indisolublemente ligado al continuo hecho de negar a Dios.

La cosecha de esta rebeldía, nos llevó al extravío de maldecir la nación que Dios bendijo, de la cual había dicho: “Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».” (Génesis 12.3, NTV) El regalo de salvación vino de Israel. Jesús, el Salvador del mundo, nos ha sido dado por esta nación; por eso todas las naciones hemos recibido esta bendición. Pero cuidado, el texto no dice esto simplemente, habla de nuestra actitud y  accionar para con la nación de donde vendría el Salvador.

Como nación ¿Cuál ha sido nuestro actitud para con Israel?

Me sorprende que nuestro descubrimiento estuvo enmarcado por sucesos destructivos para la nación de Israel. John Hagee, en su libro “Cuatro lunas de sangre” menciona que detrás del descubrimiento de América se laceró al pueblo judío:

Al rey Fernando y la reina Isabel, que establecieron y tenían el control de la Inquisición en España. La monarquía fue tomando medidas cada vez más drásticas contra los judíos hasta que el 30 de marzo de 1492 en el palacio real de Granada, Fernando e Isabel firmaron un decreto que ordenaba a los judíos abandonar Castilla y Aragón para el 1 de agosto. Era el Edicto de Expulsión que echaba a todos los judíos de España si se negaban a convertirse al catolicismo. A los judíos expulsados se les quitaba su riqueza puesto que el edicto les prohibía llevarse el oro, la plata y los metales preciosos que poseyeran…

Cristóbal Colón registró el infame edicto en su diario: En el mismo mes en que sus Majestades [Fernando e Isabel] emitieron el edicto de que todos los judíos debían abandonar el reino y sus territorios, en ese mismo mes me dieron la orden de emprender con una cantidad suficiente de hombres mi expedición para descubrir las Indias.

La expulsión a la que se refería Colón fue un hecho tan cataclísmico que desde entonces el año 1492 ha sido casi tan importante en la historia judía como lo es para el continente americano. El 30 de julio de ese año se expulsó de España a toda la comunidad judía, es decir, a los que no se hubieran convertido y se hubieran salvado de la Inquisición; unos 200,000 judíos.  Se les impuso el 1 de agosto como fecha límite de su partida de España, pero algunos se fueron al día siguiente, el 2 de agosto que era el 9 de Av (Tishah b’Av) en el calendario judío. Tishah b’Av es un día de ayuno que conmemora la destrucción del primer templo y el segundo…

Al día siguiente Cristóbal Colón y su expedición zarparon del puerto cercano a Sevilla, y pasaron junto a los barcos en los que se embarcaban los exiliados judíos. Su viaje exploratorio fue financiado con el dinero que se le confiscó al pueblo judío.

Por lo tanto, el descubrimiento estuvo ligado al rechazo al pueblo de Israel, acarreando así consecuencias negativas. Siguiendo en la historia chocamos con el barco Saint Luis, un trasatlántico alemán, que trató de encontrar hogar para más de 900 refugiados judíos-alemanes. La BBC News publicó un artículo de Mike Lanchin,  “El barco de refugiados judíos que nadie quiso recibir en América” : “El 13 de mayo de 1939 más de 900 judíos abandonaron Alemania a bordo de un crucero de lujo, el SS St Louis. Esperaban llegar a Cuba y de ahí viajar a Estados Unidos, pero algo en el camino salió mal. En La Habana los mandaron de vuelta a Europa, donde más de 250 de ellos acabarían muertos por los nazis.”

En la sesión  de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 29 de noviembre de 1947 se votó por el establecimiento del Estado de Israel (una nación nombrada y establecida por el propio Dios y con un acta de registro de propiedad en la propia Biblia), y dentro del grupo de naciones que votaron contra la resolución 181 estaba Cuba. Nosotros como nación rechazamos este surgimiento.

Y por último (aunque existen más sucesos que tratan directamente contra la nación de Israel) quiero señalar la presencia de los tanquistas cubanos que se enfrentaron a Israel en Siria en la guerra de Iom Kipur. El sitio web www.israeleconomico.com publicó un artículo “Las tropas cubanas que lucharon contra Israel en la guerra de Iom Kipur” al igual que el sitio www.latinamericanstudies.org  publica el artículo bajo el nombre de “800 tanquistas cubanos pelearon en Siria en 1974 contra Israel”. Narrando la participación de cubanos en esta lucha. Si las consecuencias de la maldición de Deuteronomio 28 coinciden con las maldiciones dadas para el rechazo de Israel, estamos doblemente maldecidos.

No podemos dejar de mencionar el panorama religioso sombrío que ha proliferado en Cuba desde siglo XVIII, introduciéndose un profundo sincretismo religioso que llega hasta nuestro días, sustituyendo la adoración al verdadero Dios por una combinación entre la idolatría, hechicería y el folclor africano. Hoy son más numerosas las personalidades que se identifican con estas creencias y el espacio que en el escenario público nacional se le brinda, como única expresión de la cultura cubana. En el siglo XX se sustituye el nombre de Dios de las bases constitucionales y se abraza un ateísmo ideológico en las esferas del gobierno. A este panorama se  le ha sumado  una nueva agenda, enfocada en la destrucción del plan de Dios  para la familia.

Todo lo señalado anteriormente evidencia la esencia misma de nuestro verdadero problema: lo espiritual. Pero hay buenas noticias, el mismo Dios de Israel y el mismo Dios que bendice le dice a la nación cómo podemos volvernos a Él y quedar libres de toda maldición. El camino es la humillación. “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” (2º Crónicas 7.14, RVR60). En la fe en El Evangelio restaurador se encuentra la oportunidad de gracia que esta nación necesita.

Cubanos: ¿qué vamos a hacer ante el llamado de Dios? Hoy nuestro sufrimiento es la emigración, pero mañana será otro. Si seguimos esquivando la humillación ante Dios, y la fe en su Hijo Jesucristo, no será nada provechoso nuestro futuro, y la calamidad seguirá inundando las próximas generaciones. Tomemos el camino del calvario (que rompe la maldición) y esperemos el triunfo de la resurrección (donde llega la bendición). 

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