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SANANDO LOS TRAUMAS DE LA FAMILIA DEL EMIGRANTE

¡La silla está vacía! Esta es una expresión ante el banquete real y la ausencia de David. “…Jonatán se sentó enfrente, mientras que Abner se acomodó a un lado de Saúl. El asiento de David quedó desocupado.” (1º Samuel 20.25, NVI) Pero hoy esto ha llegado a tu familia también; tenemos una silla vacía, por lo que tenemos que aprender a vivir sin este ser querido que ha emigrado. Te acostumbrarás, pero nunca lo olvidarás; nuestras vidas y la de ellos cambió.

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SANANDO LOS TRAUMAS DEL EMIGRANTE

La separación forzada, el miedo a perder la vida en el camino, la lucha por comer cada día, las amenazas de las mafias, entre otras, alimentan hoy el “Síndrome de Ulises” o el “Síndrome de estrés crónico y múltiple”. Esta denominación que evoca la similitud entre el arriesgado y duro viaje de los inmigrantes en busca de una vida mejor, y la odisea del mítico personaje griego, también plagada de peligros y añoranzas. Quizás el pico máximo de estrés ya pasó, pero ahora tendrás que enfrentarte a los retos de ser un emigrante. Vivir con la separación de la familia (alguien se queda atrás), incorporar un idioma nuevo, adaptarse a una cultura diferente, un medio o lugar distinto, la diferencia de estatus sociales, entre otros más, será algo que tendrás que enfrentar en tu nuevo estilo de vida. Realmente llegaste, pero los retos continúan. ¿Cómo ser sanado de estos traumas? y a la vez ¿cómo enfrentar una nueva realidad?

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¡LLEGÓ! EL REENCUENTRO

Uno de los videos cuya reproducción automática no puedo detener en las redes sociales, son los reencuentros de los militares con sus familiares. ¡Estos me emocionan! Ahora, últimamente ya no veo personas desconocidas, sino que mi teléfono se ha inundado con imágenes de reencuentros de familias cubanas luego de tanto tiempo de separación, y una larga y difícil travesía. La Biblia habla de muchos reencuentros, y la peculiaridad que tienen todos es que nos estremecen.

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LO PERDÍ. CUANDO CHOCAS CON LA NOTICIA DE LA MUERTE DEL SER QUERIDO.

En una ocasión una mujer que había perdido su hijo le preguntó a un pastor: ¿Dónde estaba Dios cuando mi hijo murió? El pastor (que había perdido a uno de sus hijos también) le dijo: Dios estaba allí, en el mismo lugar donde estaba cuando su Hijo murió. Lo que estás viviendo hoy es algo muy difícil, y el dolor se agudizará si no puedes retornar el cuerpo del ser querido; por lo que quiero compartir la historia de la pérdida del hijo de David para que puedas encontrar un camino en esta devastadora tragedia.

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NO PUDE LLEGAR. CUANDO CHOCAS CON UN RETORNO A TU NACIÓN

¡Que gastaste todo el dinero que tenías! ¡Que vendiste tu casa y tus pertenencias! ¡Que te empeñaste por llegar y ahora chocas con un retorno! ¿Por qué me pasa esto a mí? ¡Volver a empezar! ¡Dios me abandonó! Esto hoy para ti y tu familia es una tormenta; aunque “siempre estamos en uno de tres lugares, nos dirigimos a una tormenta, estamos en una tormenta o estamos saliendo de una tormenta”. La Biblia narra en Marcos 4: 35-41 cómo Jesús y sus discípulos vivieron una tormenta y esta historia te puede ayudar hoy.

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EL GRUPO PEQUEÑO/LA IGLESIA DE LA FAMILIA DEL EMIGRANTE

Conozco la historia de cuatro hermanos que estaban haciendo una caminata a lo largo de la costa. Había un área de precipicio. Uno dijo, «Voy a subir este precipicio.» Sus hermanos eran más sabios y ascendieron por donde estaba más seguro. Él subió sólo. Ellos no podían verlo. Subió aproximadamente a la mitad y una piedra no lo pudo sostener y se cayó. Resbaló y cayó aproximadamente 20 pies entre dos cantos rodados por la erosión y las olas estaban entrando. Cayó y no podía moverse por 15-20 minutos aproximadamente. Pensó que estaba paralizado. Finalmente se levantó y caminó de regreso a donde su familia estaba acampando. Su mamá supo inmediatamente que algo estaba mal.

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CÓMO MINISTRAR A OTRAS FAMILIAS EN ESTE PROCESO. UN CONSUELO ENTRE OTRAS FAMILIAS DE EMIGRANTES.

No hay vida sin cambio y no hay cambio sin pérdida. No hay pérdidas sin dolor, pero el duelo es una decisión que tú tienes que tomar. El duelo es parte del proceso de aprender a vivir con aquello que has perdido. Y al estar viviendo en la familia un proceso de emigración, hay cambios y pérdidas a las que tienes que reponerte. Algo que aprendemos del duelo es que se sana en comunidad. “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2, NVI); “Si alguno está alegre, alégrense con él; si alguno está triste, acompáñenlo en su tristeza.” (Romanos 12:15, TLA).

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EL RUIDO. LAS HISTORIAS DE OTROS

Los científicos nos dicen que el cerebro humano tiene una capacidad de dos millones de megabytes, lo que nos dice que tenemos mucho espacio para crecer en la vida. Una de las cosas más gratificantes y útiles que podrías hacer este año es trabajar en el desarrollo de tu mente y en la manera de enfrentar la vida. Donde no hay visión (sentido de dirección), el pueblo se extravía. El miedo y la parálisis no llegan por la ausencia de bienes, sino por la usencia de dirección. Alguien dijo: “Demasiados de nosotros meramente existimos porque nos hemos conformado con menos de lo que Dios desea”. Tu visión y el esfuerzo que pongas en cumplirla determinarán la calidad de tu vida. No te desanimes si ves que tu visión no se cumple. Nunca se ha creado nada extraordinario de buenas a primeras, aun la creación misma tuvo un proceso de 6 días de trabajo; el séptimo fue en el que Dios descansó. Pablo dijo: “Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.” (Filipenses 3.14, TLA)